La meditación es el arte del no hacer. Asentarse en la quietud del interior requiere práctica.


Hay unas etapas en el proceso meditativo a las que el practicante se va enfrentando y superando progresivamente. Cada una abre la puerta a la siguiente sin necesidad de que sean lineales.


Lo primero es la concentración.

La concentración es el pilar básico para sostener el foco de atención en algo sin distracción. Ésta, se trabaja principalmente con soportes externos tales como respirar, recitar mantras, observar una imagen, escanear sensitivamente el cuerpo, etc.

 

Tras  la concentración aparece la atención, que es una focalización en un objeto con mayor intensidad y sutileza. Un estado de total alerta, sin distracción ni pensamientos externos. La práctica permite aumentar el espacio temporal en el que sostener la atención plena.


Cuando hay una base de atención, se adentra uno en la calma mental, ya que no se requiere de un foco meditativo externo para mantener la quietud. La propia calma mental se transforma en el foco meditativo.


A partir de ahí se abren los diferentes universos meditativos donde pueden acontecer experiencias o  entrar en éxtasis meditativo, un estado profundo de bienestar, paz y conexión con diferentes niveles de intensidad.  

 

Para la práctica, suelta las metas, suelta las ideas preconcebidas, suelta las comparaciones y las auto obligaciones. Cuantas más expectativas se ponen, más obstáculos mentales se activan.
Diusfruta de tu práctica tal y como sea hoy, benefíciate de su efecto con alegría y sigue practicando.


La meditación es un viaje de largo recorrido, en el que progresivamente se van experimentando avances. Éstos llegan cuando uno está listo. Si se buscan, se bloquean, ya que se pone la carga y la limitación de la expectativa.

 

Así que la premisa es:  Medita siempre que puedas con el único objetivo de practicar. Al terminar disfruta y sonríete, para volver a practicar cuando puedas.

Meditación online guiada

 

 

 

 

 

 

 

Lunes, de 20:30h a 21h    Pago anual: 110€